El vergonzoso festejo de las remesas

Pasado el primer tercio de la administración federal, ningún mexicano puede negar la situación tan compleja que estamos viviendo a partir de 2018-19. Ciertamente, también es imposible negar que estábamos mal cuando menos durante los últimos cinco sexenios en que instauraron por la vía del hecho el modelo económico neoliberal. Pero echarle la culpa al pasado para justificar los malos resultados o decir que estamos igual porque los problemas no se corrigen de un día para otro, es una soberana tontería, pues los discursos y compromisos fueron para corregir ya.Pero no, no estamos igual, estamos peor en todos los indicadores principales, y no sólo por la pandemia del coronavirus como nos quiere hacer creer el presidente, al decir, “tan bien que íbamos y se nos presenta la pandemia”.

En el crecimiento de la economía, por ejemplo, al cierre de 2019 el PIB decreció en 0.1% respecto a 2018, provocando que cayeran los ingresos del sector público, orillándolo a recurrir al Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios, tomando 125 mil millones de pesos para hacer frente al presupuesto

Además, los pronósticos de crecimiento de la economía mexicana en 2020, antes de la pandemia, no eran alentadores. En enero, el Bank of América estimaba que el PIB crecería sólo 0.9% y los propios analistas del Banco de México calculaban un crecimiento anual de 1.1%, muy malo si consideramos que en el 2018, último año del desastroso gobierno del priista y neoliberal Enrique Peña Nieto, este fue del 2%, y el promedio de crecimiento anual durante todo su sexenio fue de 2.4%. 

Y como este gobierno no tiene lado bueno, empeorando en la generación de empleo, servicios públicos, vivienda, inseguridad, educación y salud, me referiré sólo a este último aspecto porque en él, literalmente nos va la vida. Según organismos internacionales como el Instituto australiano Lowi, y la compañía de asesoría estadunidense Bloomberg entre otros, México ocupa el lugar número 99 de 100 países, y el último de 57 países evaluados respectivamente en el manejo de la pandemia, además del tercer lugar a nivel mundial por el número de muertos con 174 mil, oficialmente, sólo detrás de los Estados Unidos y Brasil.

Lo peor es que a la espera de un milagro para sobrevivir. No hay programas de apoyo para los mexicanos pobres, ni para las micro, pequeñas y medianas empresas para soportar con entereza esta catastrófica situación.

Por eso ante sus pésimos resultados, el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha repetido en varias ocasiones su anunció sobre el aumento de las remesas en un 11.3 por ciento, respecto a 2019, al llegar a un nivel sin precedente de 40 mil 574 millones de dólares, según las primeras estimaciones del gobierno federal como si fuera un mérito suyo.

Según sus datos, dados a conocer el pasado 4 de febrero, hay un crecimiento en las remesas que envían nuestros paisanos que están en Estados Unidos. “El año pasado fue récord con 40,600 millones de dólares, las remesas crecieron de 2019 al 2020 el 11%, y tengo la proyección que en enero de este año también hay un incremento en las remesas; 40 mil millones de pesos, casi un billón al año. Es lo que ayuda a reactivar la economía desde abajo a 10 millones de familias que viven en los pueblos y ciudades que reciben en promedio 350 dólares mensuales. A estas remesas nosotros estamos añadiendo casi la misma cantidad”, dijo.Pero ¿cuál es el mérito de López Obrador en el hecho de que los mexicanos envíen esa cantidad de dinero a sus familias? Sin duda que este incremento de las remesas es una muy buena noticia del presidente, la única que ha dado en lo que va de su sexenio, aparte la de su prueba covid-19 obviamente, pero es tan inconsciente que en lugar de avergonzarse como los anteriores presidentes, por expulsar lo mejor de la fuerza de trabajo de nuestro país, que presume orgulloso los más de 40 mil millones de dólares que envían los millones de paisanos que salen a morirse, a partírsela en el extranjero abandonando a sus familias para poder sostenerlas. Ya sólo falta que presuma su tercer lugar mundial en el número de muertes por Covid-19.

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