De las promesas más importantes que hizo el Presidente Andrés Manuel López Obrador durante su campaña, destaca la creación de 100 planteles de educación superior gratuitas, llamadas “Universidades del Bienestar Benito Juárez García” (UBBJG), sin obstáculos de admisión, con 36 carreras en su primer año, compromiso que en su pasado informe dio como “cumplido” pero con demasiadas inconsistencias que indican que es absolutamente falso.
Según el portal Universidades para el Bienestar de la 4T, la oferta educativa está dirigida a jóvenes y adultos que no han accedido a la educación superior y aspiran a cursar sus estudios en condiciones dignas y con carreras afines a la problemática de sus comunidades y municipios. “Se busca que quien desee estudiar lo haga sin pasar por un exámen de admisión y con una beca de 2 mil 400 pesos mensuales”, se dijo. Según la Secretaría de Educación Pública (SEP), 83 universidades ya están abiertas y 18 pendientes, y su ubicación se basó en criterios de población, situación económica de los municipios y vocación productiva, según datos de la Conapo, Inegi y Coneval.
En su Primer Informe AMLO dijo que las 100 universidades ya estaban en operación y atendían a más de 39 mil estudiantes. Pero esta afirmación es inverificable, se opera en total opacidad; en ningún sitio del gobierno existe dirección de las escuelas, lista de alumnos, padrón de profesores, planes de estudio, información presupuestal ni evaluaciones del programa. En su página de internet afirman tener 100 planteles en 31 estados pero sin direcciones exactas porque la mayoría no tienen instalaciones propias. Un estudio realizado por la organización no gubernamental, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), 13 de 19 universidades no contaban con Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (RVOE) y no pueden emitir títulos profesionales para los egresados y por lo tanto, no pueden ejercer su profesión.
Treinta universidades en zonas marginadas de Campeche, Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Querétaro, no cumplen las reglas que establece la SEP para otorgar títulos con validez oficial y los alumnos no podrán acreditar los estudios realizados para su titulación y obtener la cédula profesional. Las instalaciones son pésimas; son terrenos baldíos, unidades deportivas, salones municipales, casas ejidales, oficinas de gobierno, bibliotecas municipales, locales comerciales y casas de la cultura”.
En Villa del Carbón, Estado de México, los alumnos son 25 y funciona entre sillas que sirven para talleres artísticos o reuniones de una Casa de Cultura; la universidad todavía no está construida. En Tlaltizapán de Zapata y Tepoztlán, Morelos, las carreras de Patrimonio Histórico y Social e Ingeniería en Procesos Agroalimentarios, iniciaron en una escuela primaria en Huatecalco y en la Casa de Cultura de Ixcatepec, con 70 jóvenes. En Chilcuautla, Hidalgo, en la especialidad de Procesos Agroalimentarios, no ha empezado la construcción del edificio, los alumnos toman clases en la unidad deportiva del municipio y un espacio del comisariado ejidal. Cuatro universidades cuentan con más de 400 estudiantes y otras 26 con un promedio de 94. Quince de 30 universidades cuentan con un promedio de cuatro profesores por plantel”.
En Querétaro para la carrera de Medicina Integral y Salud Comunitaria, “hierberos” les llaman algunos, se está construyendo la universidad en Ezequiel Montes, único municipio gobernado por Morena, y otra de reciente aprobación, para la Licenciatura en Patrimonio Histórico y Cultural, Industria de Viaje y Turismo, en el municipio serrano de San Joaquín; la primera en proceso de contrucción y la segunda todavía no inicia. En general, después del primer tercio del “prometedor” gobierno de López Obrador, las UBBJ tienen pocos alumnos y profesores: de 30 universidades revisadas, cuatro cuentan con más de 400 estudiantes y 26 con promedio de 94 y de cuatro profesores por plantel. Un engaño más.
Si de verdad queremos una patria de paz y de progreso, con profesionistas, investigadores y científicos de alto nivel para hacer de México un país desarrollado y competitivo de los mejores del mundo, no debemos permitir que el gobierno federal juegue con la educación de los niños y jóvenes, el futuro de México.