Marcelino Perelló habla del 68

En noviembre de 1986, el hoy director de este portal charló largo y tendido con Marcelino Perelló dirigente del movimiento estudiantil de 1968, en el semanario Quehacer Político, donde laboró largo tiempo, publicó esa entrevista.

Por considerar de interés ese texto y con motivo de un año más de aquella matanza, reproducimos integra la publicación.

  • Lo que pasó aquel año fue una provocación por una parte del régimen, que alcanzó magnitudes inesperadas
  • “Después del informe de Díaz Ordaz, sostuvimos pláticas por estrategia
  • El ex dirigente estudiantil escapó a la prisión y vivió 17 años, en París, Bucarest y Barcelona

“Sócrates Amado Campos Leus aprovechó el movimiento estudiantil del 68 para conseguir “chamba” dentro del gobierno. El Consejo Nacional de Huelga mantuvo pláticas con Andrés Caso y Jorge de la Vega. Ellos no tenían poder de decisión, nosotros si. Por ello fracasaron las pláticas. Únicamente nos pedían que fuéramos buenos muchachos. Después del informe de Díaz Ordaz sostuvimos pláticas por estrategia, para entender el funcionamiento del gobierno y actuar en consecuencia. Lo que pasó aquel año fue una provocación por una parte del régimen, que cobró magnitudes que ni ellos mismos esperaban. Fue una actitud irresponsable. Los políticos de entonces ahora están dentro del gobierno, unos dan la cara, otros la esconden. Me gustaría ver a Ro, para que me platique que se siente ser ministro”.

Quien así habla es Marcelino Perelló, uno de los pocos dirigentes estudiantiles de 1968 que escapó a la prisión. 17 años vivió exiliado en París, Bucarest y Barcelona. En la segunda ciudad concluyó sus estudios de fisicomatemáticas, alcanzando la maestría. Regresó a México en 1985, luego de que la Universidad Autónoma de Sinaloa lo invitó a incorporarse a su planta docente.

Marcelino Perelló

Perelló, confió al reportero su experiencia, sus puntos de vista sobre el país, luego del 68, su exilio, su opinión sobre Echeverria y López Portillo. Estas son sus palabras.

-¿Por qué abandonó el país después del movimiento estudiantil de 1968?

-”Bueno, yo tuve que salir del país porque existía orden de aprehensión en mi contra. Porque me perseguía la policía. Abandoné el país el 6 de enero de 1969, atravesando la frontera con Estados Unidos hacía Los Ángeles, donde tomé un avión hacía París. ¿Por qué lo hice? Porque además de que me perseguía la policía, rumores de fuentes generalmente bien informadas, como se acostumbra a decir, aseguraban que en mi casa la policía no solamente tenía la intención de arrestarme, sino de asesinarme. Esas informaciones me llegaron de fuentes distintas”.

-¿Bajo qué circunstancias huyó al extranjero?

-”Salí de la ciudad de México el 5 de enero en la madrugada, sin detenerme llegamos a Tijuana, en donde atravesé la frontera en automóvil. Todo esto lo realizamos en la clandestinidad, burlando la vigilancia policíaca. Las presiones q las que fue sometido mi familia fueron importantes. Mi hermano Carlos Perelló fue arrestado tres veces. Era profesor del Centro de Investigación de Estudios Avanzados del Politécnico. No fue tortura físicamente, síquicamente sí; fue encerrado en una celda con luz muy poderosa, día y noche. Se le preguntaba esencialmente mi paradero. A mi hermano no lo retuvieron más, gracias a su prestigio y a la intervención de personalidades científicas. Mi madre fue expulsada del país. Ella era refugiada de la Guerra Civil Española. Mi cuñado fue arrestado y permaneció en celdas junto con los presos del 68 hasta 1971. Y no únicamente familiares, sino también amigos de la Facultad fueron detenidos y torturados. Las casas fueron vigiladas. Sabían que estaba herido, entonces los hospitales y clínicas tuvieron un control policial, pues necesitaba atención médica urgente. Una vez que el movimiento tuvo que autodisolverse, debido a la agresión y torturas por parte del régimen y a que no existía en México una estructura clandestina que permitiera la acción política en la clandestinidad, abandoné el país. Esas fueron las circunstancias”.

-¿Cual fue el papel que jugó el llamado “nuevo grupo” en la conducción del movimiento estudiantil?

-”En la conducción del movimiento jugó el papel que fueron todos los grupos organizados de la izquierda. El “nuevo grupo”, sin embargo, era una organización excepcional. Era una asociación estudiantil político-cultural cuyas preocupaciones fundamentales eran académicas, dentro de un marco estrictamente universitario, que cuando surgían conflictos que rebasaban el marco universitario, como fue el movimiento médico de 1965, actuó. En el existían alumnos de las cuatro carreras que integran la Facultad de Ciencias y este tipo de agrupaciones estudiantiles eran en aquella época común en, prácticamente, todas las escuelas públicas y universitarias que existían y hasta el 68 se enfrentaban, permanentemente y de manera a veces violenta, con los grupos de derecha organizados, ya se en sociedades de alumnos, en la Federación Universitaria de Sociedades de Alumnos o en el MURO, que eran abiertamente fascista. Combatieron y lograron de muchas maneras, democratizar la universidad. Una lucha clave para el movimiento del 68 fue el de 1966, por la Reforma Universitaria, que llevó a la renuncia del rector Ignacio Chávez y la asunción de Javier Barros Sierra”.

-¿Quienes fueron los principales integrantes de ese “nuevo grupo?

-Principales, no. No había dirigentes principales. El “nuevo grupo” fue una organización fundada en 1962-63, por el que pasó mucha gente. Yo estoy seguro que los que quieres que digas es el el nombre de Rosa Luz Alegría. Pues si, ella formó parte del “nuevo grupo”. Pero junto con Rosa Luz Alegría formaron parte del “nuevo grupo” multitudes de estudiantes de la época. ¿A quiene podría citar? Pues podrías citar a René Cárdenas, Eva Dulcín, José Barberán, Santiago Ramírez, Gilberto Guevara en fín. Llegaron a ser cientos los participantes y eso hizo parte de mi popularidad, toda, toda mi popularidad en el movimiento del 68 fue debido a la existencia de esa gran base de apoyo que representaba no sólo el “nuevo grupo”, sino las brigadas que la Facultad de Ciencias en aquel momento fue capaz de tomar. Y eso fue muy importante porque en México las escuelas de de ciencias siempre fueron vistas con el rabo del ojo por las Facultades de Humanidades, pero resultaron ser más activas y consistentes participantes del movimiento”.

El comportamiento del estudiantado, en general, y en particular del “nuevo grupo” durante las movilizaciones fue ejemplar. Eso me daba el un respaldo extraordinario. Total, no solo yo, sino todos los representantes de la Facultad de Ciencias ante el Consejo Nacional de Huelga, Guevara, Cárdenas, Miguel Yacamán, teníamos un respaldo terrible. Dividieron la universidad entre dos áreas, la de Ciencias y Humanidades, podríamos decir que donde estaba el mayor movimiento, las mayores fuerzas, la mayor participación, era en la Facultad de Ciencias; de la misma manera que del lado de Humanidades, en la Escuela Nacional de Economía, se encontraba un mayor número de participantes, sin menospreciar Filosofía o Química. Lo que pasa es que había una tradición de luchas académicas y organización estudiantil que sentó precedente para participar dentro del movimiento, con una base ya estructurada. Este nuevo grupo era un reflejo de la dinámica que vivía entonces la universidad. Había una vez un gran entusiasmo por parte de los estudiantes, para participar en la vida activa universitaria. El “nuevo grupo” llevó la universidad personalidades como Pablo Neruda, Valentina Terechkova y Boris Spanky; se hacían actividades de cine-club, llevamos dos premio Nobel de Física, en fín. No desligábamos nuestras actividades culturales de nuestro compromiso político-académico con la universidad; estábamos por la Reforma Universitaria que trajera una nueva concepción de la universidad, que se transformará la estructura misma de la universidad, que no se quedará en meras reformas administrativas o cosméticas como pretende hacerse en la actualidad.

-Al término del movimiento estudiantil, algunos dirigentes fueron a dar a la cárcel, otros salieron del país, mientras que un grupo más pasó a ocupar cargos de diverso nivel dentro del gobierno mexicano. ¿Considera usted que esto últimos traicionaron al movimiento?

-”Fueron a dar a la cárcel muchos de los integrantes del CNH, otros huyeron al exilio, otros murieron y muchos lograron permanecer en el país, escondidos hasta que la cosas se calmaron. En cuanto a la actividad en el gobierno, no dudo que muchos de los participantes en el movimiento, ocupen cargos gubernamentales; sin embargo, en lo que se refiere a la dirigencia del movimiento no se puede hablar de que hayan ocupado cargos importantes dentro del gobierno. Hugo algunos que, efectivamente, se incorporaron al PRI, pero las situaciones fueron diferentes. No es el mismo caso, por ejemplo, de Raúl Moreno Wonche, que actualmente pertenece al PRI y lo considera una opción legítima para transformar el país. No se comparan con Sócrates Amado Campos Lemus, que entró a ocupar puestos secundarios en el propio movimiento y actuó contrariamente a su espíritu, por no usar la palabra delator. Sin embargo, creo que usó su posición dentro del movimiento para conseguir “chambas”, sin comprometerse ideológicamente más que con él mismo.

-¿Cuál fue la relación que mantuvieron los dirigentes del CNH con algunos funcionarios del gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz? ¿Con qué funcionarios sostuvieron pláticas?

-”Oficialmente el CNH mantuvo pláticas instintivamente con los funcionarios. Nos entrevistamos de manera oficial con Andrés Caso Lombardo y Jorge de la Vega Domínguez, que fueron nombrados personalmente por Díaz Ordaz como portavoces en pláticas informarles, oficiosas, para tratar de establecer un vínculo entre el movimiento y el Poder Ejecutivo, a través de Javier barrio Sierra. Ellos mantenían el contacto personal con el Presidente de la República y nosotros informamos oportunamente al CNH. De ahí vino la esterilidad de las pláticas. Nosotros sí tenemos la representación del CNH, mientras que ellos carecían de poder alguno. Lo único que pueden hacer era pedirnos que fuéramos buenos muchachos.

Alfonso Corona del Rosal

Por otra parte hubo muchas entrevistas de dirigentes políticos nacionales con dirigentes del CNH. Yo fui requerido por muchas personalidades políticas. Desde Lázaro Cárdenas y hasta Alfonso Corona del Rosal, y rehusé sistemáticamente a entrevistarme con ellos, excepto en dos ocasiones. Una, en que me entrevisté con Guillermo Martínez Domínguez y posteriormente con Norberto Aguirre Palancares. Estas entrevistas las acepté porque se realizaron después del Informe Presidencial, en el que Díaz Ordaz cerró toda posibilidad de diálogo, y nosotros vimos la necesidad de darle una estrategia al movimiento, acabar un poco con el espontaneísmo, entender un poco el funcionamiento interno del gobierno y actuar en consecuencia. Las entrevistas no tuvieron otro objeto que hacemos llegar los puntos de vista comunes, pero no se llegó a ningún acuerdo. Esto no quiere decir que, por su parte y de manera oculta, otros miembros del CNH no hayan tenido entrevistas con otros funcionarios gubernamentales.

Hay que insistir en que el movimiento estudiantil de 68 surgió como una provocación en vistas a la sucesión gubernamental. Nos encontramos exactamente como hoy, a dos años del relevo sexenal del Poder Ejecutivo. Entonces empezaban los codazos, patadas y zancadillas para asegurarse un hueso en el próximo gabinete. Lo qué pasó aquel año fue que la provocación se montó por una parte del régimen y aun a estas fechas es muy difícil decir cual parte. Cobró magnitudes que ni ellos mismos esperaban, fueron inconscientes, picaron la cresta a un movimiento estudiantil vigoroso y generó un movimiento popular que tuvo consecuencias trágicas para el país. Fue una actitud irresponsable por parte de los provocadores gubernamentales”.

-A su juicio, ¿quién montó esta provocación?

-Es imposible saberlo. Mira, yo tengo una particular experiencia especulativa y cualquier declaración pública que yo hiciera en este sentido, ahora, precisamente por lo que te acabo de decir, que estamos en la misma coyuntura que hace 18 años, podría ser interpretada como que le entraría al juego de la sucesión presidencial. Muchos de los políticos de entonces continúan vigentes actualmente, varios de los nombres que he mencionado están en activo y están en la cara de los acontecimientos, otros están detrás de los acontecimientos. Ustedes en su revista se han encargado señalar a varios de ellos y en estos momentos es imposible saberlo. En todo caso, lo que sí parece evidente es que la provocación fue de un sector contra otro.

Fue produciéndose a medida que el momento cobró magnitud. Nosotros, por inexperiencia y falta de organizaciones políticas que encausaran el movimiento, conseguirnos que la figuras que pudiera haber en ese entonces dentro del aparato gubernamental se disiparan y las facciones cerraran filas. Sin embargo, las declaraciones que obligaron ha hacer a Sócrates Campos Lemus, para comprometer a personalidades políticas como Carlos M. Madrazo, Elena Garro, evidencian que ellos formaban parte de alguna de las facciones en lucha dentro de la aparato. ¿Quiénes se enfrentaban en conflicto? ¿Díaz Ordaz y Echeverría estaban en la misma parte? ¿Se enfrentaron Díaz Ordaz y Echeverría? Echeverría lo sabe. Alfonso Corona del Rosal lo sabe. Ellos deben responder.

-A principio de la década pasada surgieron nuevas formas de expresar el descontento hacía el sistema, una de ellas por medio de la oposición legal y otra por la vía armada. Usted, lejos del país, ¿cómo apreció estas formas de lucha?

-Echeverría se ve obligado, al asumir el poder, a iniciar el proceso que él mismo bautizó de apertura democrática, para tratar de ganar posiciones políticas que el gobierno perdió en el 68, porque el gobierno sufrió uan derrota politica sin precedentes. Echeverría intentó arrebatar banderas. Se incorporaron al aparato de gobierno determinados intelectuales llamados de izquierda. Se produjo una cierta liberalización de la prensa. En fin, se tomaron medidas que una parte importante de la derecha capitalizó. Digamos que soy muy escéptico en cuanto a las formas de participación legal de la llamada izquierda. En cuanto a la lucha armada, ésta se fortalece, porque ya existía desde mucho antes del 68. Mi respeto por aquéllos que se juegan la vida en la lucha armada. La historia de México tiene muchos deudos que están en los libros de texto. A nadie se le ocurre decir que Zapata fue terrorista. Los actuales gobernantes se reclaman hijos de luchadores armados. Cuando dicen nosotros los revolucionarios se refieren a Villa, Zapata, Carranza y Madero.

En las postrimerías de los años 60 existía la ilusión del guevarismo, del foco guerrillero como catalizador del descontento popular, pero se vio que México es un país muy especial. México no es Cuba, ni Dinamarca, ni Bolivia. Entonces las posibilidades que la lucha armada en México pase a un proceso revolucionario son difíciles.

-¿Cómo evalúa el sexenio de Luis Echeverria Álvarez?

-”Echeverría era un populista. O al menos se presentó como tal. Pretendió recobrar el prestigio perdido por el régimen, mediante reformas cosméticas. Dentro del espectro político europeo se encuadraría entre los radicales. Discurso altisonantes ,broncos, con adjetivos -y al fin de cuentas- con una práctica poco común. En su sexenio no se produjeron reformas, no podemos decir que fue un reformista. Sin embargo, hay que reconocer que, no por méritos suyos sino por méritos del movimiento del 68, se produjo esta llamada apertura política que hizo respirar aire es más tranquilos al país y presentó el inicio -en el sexenio de Luis Echeverría- del declive económico, político y social del país. Yo lo calificaría concretamente como un demagógico radical.

-¿Y el sexenio de José López Portillo?

El de López Portillo es la continuación natural del de Luis Echeverría. Fueron amigos de la infancia, colaboradores íntimos, de manera que fue el tapado más destapado. Si Echeverría se puede clasificar como radical, a López Portillo se le puede clasificar en el abanico del político como liberal, con más incorporación de gente que pertenecía a los sectores de izquierda y la toma de medidas de fondo, que Echeverría nunca tomó. Aunque no van acompañadas de una estructura política, conllevan a aumentar la debacle del país. Se cometieron graves responsabilidades, tanto de José López Portillo como de la gente que formó parte de su gabinete. Los asesores de López Portillo, fueron de corte democrático y actuaron de manera frívola, sin el rigor que demandaban las circunstancias”.

-¿Bajo qué condiciones decidió poner fin a su exilio?

-”A partir de la Reforma Política en el sexenio de López Portillo, en el que participaron los sectores democráticos del país, me hicieron llegar seguridades por parte del régimen, de que no existían ningún tipo de agravio mi contra, y que mi seguridad estaba garantizada. Sin embargo, mi estancia en Europa creó arraigo de tipo social, personal y laboral y ante la falta de perspectivas de actividad política en México, mi venida se prolongó. No es que yo decidiera prolongarla, simplemente se me hizo tarde a la mexicana. Digamos que fui impuntual al regreso.

No es sino con la invitación de la Universidad Autónoma de Sinaloa para incorporarme a su planta docente que acepté la idea de regresar e irme directamente a Culiacán, donde radico hasta la fecha.

-¿Cuando salió del país o cuando regresó, recibió ayuda de algún funcionario del gobierno?

-”Ni podrían desayudarme ni podrían ayudarme, porque no mantenía contacto con ninguno de ellos. Mi único contacto con ellos era cuando iba a resellar mi pasaporte, lo que era muy problemático porque, a partir del 68, empezaron a exigir la famosa Carta de Nacionalización Mexicana a todos los mexicanos hijos de extranjeros, lo que es anticonstitucional.

-Después de la experiencia del 68 y en el exilio, ¿considera que es necesario cambiar el sistema o éste es perfectible?

-”Las dos cosas. Tú me preguntas Reforma o Revolución. Sin duda es perfectible, el sistema capitalista es perfectible, ejemplos pueden ser Suiza o Suecia. Alguna vez me preguntaron si puede ser posible el socialismo en Suiza, a lo que respondí: por supuesto, aunque sería una lástima. Son modelos diferentes a México, sin duda alguna. Es inmoral que mientras unas personas mueren de hambre, otros despilfarren en el extranjero el producto del trabajo de los hambrientos.

-¿Considera que el movimiento del 68 influyó en la designación de Luis Echeverría como Presidente de México?

-”Por supuesto que sí. Aunque es muy difícil establecer si influyó a favor o en contra. No sé si gracias al 68 o a pesar del 68, Echeverría fue presidente. Lo que sí es cierto es que el 68 se convirtió en referencia obligada para la biografía política de muchos funcionarios del sistema”.

-Usted decía que en el 68 nos encontramos exactamente como hoy, ¿cree que existan indicios del surgimiento de un movimiento similar?

-Claro que sí. Los indicios son los mismos: un clima de tensión provocadora por el traspaso del poder, que se manifiestan en “periodicazos”, renuncias, ascensos, enroques políticos y patadas debajo de la mesa entre los aspirantes a la Presidencia. Aunque es prematuro decir hasta dónde puede llegar la provocación y sus consecuencias. Hoy, como ayer, no existe una organización que movilice masas. Si el 30 de julio de 1968 nos hubiesen preguntado si se avecinaba un movimiento vigoroso, hubiéramos negado aquello. La aparente calma no es ninguna garantía de tranquilidad.

-Por último. ¿nos podría explicar cuál fue su relación con Rosa Luz Alegría? ¿Influyó para retrasar su regreso al país?

-”Ro, así la llamaba, y yo fuimos novios cómo se era en aquella época. Fuimos una pareja de tantas, durante tres años. La relación terminó después del 68. Ella siguió su vida por su propio camino. Hace 18 años que no la he vuelto a ver. Guardo un buen recuerdo de ella y si me gustaría volverla a ver, para que me platique qué se siente ser ministro, que se siente estar del otro lado. Me encantaría que me platique cómo se está allá, en las alturas”.

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