El anuncio no llegó.
Marcelo Luis Ebrard Casaubon dejó con un palmo de narices a quienes apostaron a que engrosaría las filas de Movimiento Ciudadano.
O que le engordaría el caldo a Xóchitl Gálvez.
No.
El Carnal sigue en Morena.
Congruente, mantiene su postura crítica ante el proceso que designó a Claudia Sheinbaum Pardo, virtual sucesora de Andrés Manuel López Obrador.
Pero no se va.
Lo reiteró: es cuatroteísta convencido.
Entonces, ¿cuál es su futuro?
Solo un ciego no verá que el camino del carnal no es naranja.
Que la lealtad es su divisa.
Que es hombre de convicciones y no de ambiciones personales.
Marcelo sigue siendo un activo de la 4T.
Podrá cambiar de partido.
Pero no traicionará a la 4T.
Tampoco a su carnal mayor.
¿No será que el viejo lobo de mar, Alberto Anaya, ya hizo sus cálculos políticos?
¿Y buscará sumar al 12 por ciento de Gerardo Fernández Noroña, los 25 puntos de Ebrard para negociar candidaturas, sobre todo federales, con Morena?
Pragmático, forjado en la adversidad, el profe Beto no haría gestos si Marcelo quisiera estar en la boleta para elegir sucesor de AMLO.
Obvio que Claudia será quien reciba las llaves del poder en el 24, pero el Partido del Trabajo, con Marcelo en la boleta, obtendría mucho más votos.
Sin tapujos, el excanciller dejó claro que no se va de Morena, por lo pronto.
Encabezará, eso sí, un movimiento congruente con su pensar, que aglutina a miles, puede ser, millones de ciudadanos.
Ya escribiremos de las repercusiones en Querétaro.