Para como están las cosas nadie quiere aventarse un trompo a la uña con el tema de la pandemia, así que prefieren arrojar la papa caliente a quien se deje.
¿Se acuerda del evento de Morena que se llevó a cabo el viernes 12 de febrero en el Hotel Real de Minas?
La lluvia de responsabilidades cayó sobre la aspirante a gobernadora, Celia Maya García. Y claro, es la obviedad inmediata del mensaje, pues solo unos días antes también había celebrado un evento en San Juan del Río que fue sumamente criticado. Pero en esta ocasión, déjeme decirle, a doña Celia le hicieron de chivo los tamales y ahora le cuento por qué.
Resulta que esa congregación de gente en el Hotel Real de Minas fue organizada por el mismísmo notario Arturo Maximiliano García Pérez.
Doña Celia, nos cuentan, tenía la idea de que sería una pequeña convocatoria, sin embargo al arribar al hotel se encontró con decenas de personas gritando, aplaudiendo y ondeando banderas. Según algunos medios locales había alrededor de 300 personas.
A los asistentes los trasladaron en camiones, como fue documentado en algunas fotografías que ya circularon en redes y al más puro estilo de las viejas campañas. Y por si esto fuera poco, también nos comentaron que a la gente le corrieron el rumor de que en el hotel estaría el magnánimo Mario Delgado, a efecto de crear más animo para la asistencia de los ansiosos militantes. Pero al llegar se encontraron con que solo estaba el aspirante Arturo Maximiliano y doña Celia. Nada de Mario.
Así pues, medios y redes sociales terminaron por achacar el irresponsable acto a la magistrada en retiro. Mientras que el notario guardó silencio, dejó el fuego correr y no rectificó sobre la autoría de aquél encuentro del Hotel Real de Minas.
Aquella voz amable y serena de Pesos y Centavos se tornó siniestra. Este tipo de actores pueden costar caro, a veces incluso una aspiración.
Veremos