José Luis Camargo R. /Enviado Cdmx.- Durante el Tercer Congreso Ordinario de Morena, tres queretanos resultaron insaculados para debatir sobre la reforma estatutaria.
Carmen Gómez, Ángel Balderas y Bernabé Adame tomaron el micrófono.
Dos para hacer el ridículo y otro para refrendar sus dotes de tribuno.
Difícil es dilucidar quien hizo el peor oso.
Carmen o Bernabé.
Tenían dos minutos, al igual que otros congresistas para argumentar.
Carmen parloteó y divagó más allá del tiempo establecido y nunca abordó el tema.
Lloriqueó que se desaparezca la secretaría de Educación y Formación Política que podría darle un ingreso y «becar» a leguleyos de primaria que se presentan como capacitadores.
La queretana no sólo fue abucheada y conminada a ceñirse a los dos minutos establecidos.
Hizo caso omiso de los llamados a respetar el acuerdo y se enredó en su perorata, hablando mucho sin decir nada.
Para vergüenza del morenismo queretano, le cortaron el sonido.
Aún así, vociferó que el partido ejercía violencia de género y censura en su contra.
El segundo pancho corrió a cargo de Bernabé Adame.
El moreno desperdiciado, incomprendido, dice, con palabras altisonantes y vulgaridades, hizo de su intervención una arenga estridente de los años 60’s del siglo anterior
Es el mismo que alarde de honestidad, al tiempo de lagrimear que Morena no le da apoyo financiero.
El otro tribuno, Angel Balderas, hizo gala de sus dotes.
En dos minutos salvó el honor del morenismo queretano.
Rumiando su mediocridad y frustración regresan a Querétaro estos dos personajillos del morenismo.