Llevamos un año viviendo atemorizados por la pandemia del Covid-19, que nos ha mostrado su peor cara, con más de 104 millones de infectados y más de dos millones de personas fallecidas. En México, según fuentes oficiales más de 1.8 millones de enfermos y casi 160 mil muertos, aunque estimaciones de expertos sitúan a los muertos en casi 300 mil mexicanos, o más.
En nuestro país, este mes de enero fue el más trágico con más de 32 mil muertos.
Las medidas para contener la pandemia contemplan, además del cuidado personal, uso del cubrebocas, distanciamiento de nuestros semejantes de 1.5 metros y, la que ya nos agobia, quedarse en casa, pero la población no las acata.
Esas medidas paralizaron la economía de las naciones; el colapso acarreó desocupados, gente sin ingresos, obligada a permanecer en su casa, negocios cerrados temporal o definitivamente.
En este escenario se anunció la creación de diversas vacunas que se convierten en luz y esperanza para la humanidad y se inician las primeras campañas de vacunación, pero ante la vastedad de la población a vacunar, más de 7 mil 500 millones de habitantes, las cifras de la producción de vacunas palidecen.
Claro no todos serán vacunados, hay que descontar un importante número de menores, cantidad que varía de país a país, pero aún así las cifras son abrumadoras.
Después de un mes de iniciarse la vacunación en el orbe, estas se han aplicado a unos 89 millones de habitantes, por lo que no terminaremos este año.
En México se han aplicado 630 mil dosis, y todavía no finaliza la primera etapa que contempla a personal de salud.
Si la población total del país, conforme al INEGI asciende a 126 millones, descartartando un 27% de menores de 15 años que no serán vacunados, quedan 92 millones de mexicanos que deben recibir la vacuna, y los que la rechacen, aún así, no se concluirá este año.
Sume contratiempos. La producción no crece, por lo contrario, por ajustes técnicos se suspende para reiniciar a fines de febrero.
Añada que la Unión Europea amenaza con impedir que salgan vacunas de Europa hasta que no se satisfaga la necesidad en ese bloque económico y tendremos a corto plazo limitantes severas para expandir la vacunación en el mundo.
En México las autoridades sanitarias han adquirido vacunas de Rusia, la Sputnik V, 12 millones, que tampoco serán suficientes, pero permitirán avanzar en tanto se regulariza la producción y distribución mundial.
Hay que recordar que la ciencia y tecnología rusa es de vanguardia y ha disputado logros con la comunidad científica internacional, pero ahora se le descalifica porque esa comunidad aún no le da su bendición.
Supongamos que los últimos años alguien ha tenido diferencias, amenazas y pleitos con sus vecinos y fabrica una cura para algo, ¿expondría a aprobación de sus añejos rivales sus logros? desde luego que no.
Ese es el caso de la Sputnik V. Bien declararon en la embajada rusa que ellos no conocían ninguna organización llamada comunidad científica internacional.
Pero partamos de otro hecho, usted tiene mucha sed y va a su tiendita comprar agua y no hay, pero hay un refresco, el que guste, ¿se quedaría con sed, porque quien lo atiende no es de sus simpatías?
Sucede lo mismo, recordemos que la vacuna representa la esperanza de recobrar parte la vida que dejamos atrás al confinarnos en casa, es la oportunidad de trabajar, ir a la escuela, hacer negocio, tener empleo, saludarnos, abrazarnos, divertirnos sin miedos.
No ponga peros, por el bien suyo y de su familia vacúnese con la que le apliquen, quizá si quiere esperar a que otra vacuna de sus confianzas esté disponible ya sea demasiado tarde.