A través del estudio de la lengua de un pueblo es posible conocer su historia y cambiar la forma en que se valora su importancia en la construcción del presente, afirma la investigación “Fitotoponimia hñähñu: huella lingüística de la historia de los otomíes”, de la autoría del Dr. Ewald Hekking Sloof y el Mtro. Aurelio Núñez López, con la que obtuvieron el primer lugar del Premio Alejandrina entregado por la Universidad Autónoma de Querétaro, en su edición 2020.
Mientras que la toponimia es el estudio del origen de los nombres de lugares, ciudades y pueblos; la fitotoponimia aborda los topónimos relacionados con plantas de importancia cultural, un fenómeno común que es posible observar en muchas de las denominaciones de las comunidades de los pueblos otomíes de los estados de Hidalgo, Querétaro y Estado de México.
Por ejemplo, Santiago Mexquititlán y su apelativo en hñäñhu: Nt´ähi, quiere decir Lugar de Mezquites o Tolimán, que en hñäñhu se dice Ndenthi, significa Lugar de palmeras.
Sin embargo, en el caso de Santiago Mexquititlán y de San Ildefonso Tultepec, Nt´okwö en hñäñhu -que se refiere al Lugar del cerro de los Tules- los investigadores se percataron de otra característica particular: el nombre oficial de los pueblos está compuesto, por un lado, por el elemento religioso en español y por el otro, la denominación en náhuatl, con lo que se llegó a la conclusión de que los ñäñho u otomíes fueron conquistados no una, sino dos veces, primero por los aztecas y luego, por los españoles.
En ambas ocasiones se minimizó, de acuerdo con el Dr. Hekking Sloof y el Mtro. Núñez López, la contribución a la cultura, el conocimiento del entorno y el avance científico- tecnológico de los pueblos otomianos, pues a la fecha ni siquiera se reconoce de manera oficial el nombre de sus comunidades en la lengua originaria.
“Lo que vamos a trabajar y analizar muchos de los aspectos para poder probar que la historia ha sido diferente a lo que hasta ahora se ha dicho. Por ejemplo, en cuanto a la relevancia de los aztecas, pero ellos llegaron muy tarde a estos lugares, y hubo una gran apropiación cultural de elementos de los pueblos otomianos, que siempre estuvieron aquí. Y esas son las cosas que hay que investigar a mayor profundidad. Los otomíes han sido muy importantes en la historia del centro del Altiplano y han sido olvidados. Ellos, por ejemplo, ya tenían una agricultura, conocimiento de las estrellas, elementos como pirámides y eso no se reconoce”, manifestó el Dr. Hekking Sloof, quien lleva casi cuatro décadas investigando la lengua y la cultura de los Ñäñho y ha desarrollado numerosas publicaciones, entre ellas un Diccionario.
“La idea que tenemos es que a través de estos estudios, contribuyamos a cambiar la idea de la historia de estos pueblos. Que ya no sea como hace 50 años, cuando se hablaba de los otomíes como un enigma; pero ahora ya, con ayuda de la lingüística y la biología, estamos en otra posición que nos permite decir que fue un pueblo muy importante, pero los que los conquistaron hicieron una tergiversación de la historia”, añadió el catedrático.
Por su parte, el Mtro. Aurelio López Núñez indicó que otra de las propuestas de esta investigación es que, al menos, se reconozca a través del paisaje lingüístico el nombre original en hñähñu de las comunidades y los pueblos, a fin de revitalizar la lengua y dar pertenencia a sus hablantes.
En este sentido, el investigador, quien también es Premio Nacional “Noemí Quezada” 2016 por su tesis sobre flora hñähñu, agradeció a la Universidad Autónoma de Querétaro por valorar la investigación propuesta sobre la Fitonomia hñähñu.
“Estamos viendo que la Universidad está comprometida con los pueblos vulnerables y agradecemos a los jurados que vieron este trabajo como importante. Gracias a la UAQ por todo el apoyo y las facilidades que nos ha dado para hacer estas investigaciones. Estamos muy comprometidos con el pueblo otomí, trabajmos con mucho cariño y con mucha pasión por que se valore esta cultura”, concluyó el Mtro. López Núñez.